Trampolín de Paz.

Por: Liyanis Carvajal Pérez (Pinar del Río, 1977)
Historiadora y Crítico de arte.
Fotos: Michel GMG.

“Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.”
 Rafael Alberti.

Una de las prácticas que ha proliferado en Cuba es la colombofilia callejera. Me atrevo a nominarla así porque en cualquier esquina se puede encontrar una discusión sobre la destreza, la prestancia y la habilidad de algunas palomas entrenadas para robarse a otras. Se les ve en bandadas y desde el suelo, a sus dueños admirando la belleza y la asombrosa anatomía en vuelo de estas aves que constituyen un símbolo universal de la paz.

Un mar de palomas puebla las azoteas del casco urbano en la ciudad pinareña.  Casas jaulas, también llamadas jamos o bucheras, hechas artesanalmente con alambre reciclado, redes de pesca o pedazos de cercas, adornan los tejados junto a las antenas de televisión.

En los patios, las pequeñas jaulas preparadas para una reproducción categorizada cuidadosamente mediante números de serie escritos en los huevos, el agua con vitaminas y el suministro de medicamentos antiparasitarios complementan una alimentación a base de granos seleccionados con este fin.

Para muchos, criar y comercializar palomas es una forma de vida; para otros, es un pasatiempo que reporta el prestigio de ser el mejor criador o el mejor entrenador de las aves en el arte de robar otras palomas.

Existe un acuerdo entre los criadores en cuanto a esto. No hay ofensa cuando alguna paloma queda atrapada en la jaula de otro criador. Si su dueño quiere recuperarla, tendrá que esperar a que regrese a su casa o pagar por ella. De esta forma se entrenan palomas buchonas, llamadas ladronas, para capturar a otras.

Es celebrada una competencia anual auspiciada por la Asociación Colombófila Cubana y dentro de sus categorías se premia a la paloma que mejor haga la conducción de las otras hacia su jaula.

De manera fraterna y sin agravios la cría de palomas se ha convertido en una práctica que desborda pasión en las azoteas con trampolines de paz.

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Trampolín de Paz.
Cámara: Canon 550 D
Objetivo: 18-55mm

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